Ronda ha celebrado un acto institucional con motivo del Día del Orgullo LGBTIQA+, concretamente en la plaza Miguel Ángel Blanco, donde la delegada de Igualdad y Servicios Sociales, Cristina Durán, ha leído el manifiesto desarrollado para celebrar esta efeméride.
El manifiesto recoge lo siguiente: Todas las personas deben ser iguales sin que exista ninguna discriminación por raza, sexo, origen, religión o cualquier otro aspecto que nos diferencie. Este enunciado que puede parecer tan simple es una de las premisas más complicadas de cumplir aún hoy. Seguimos viviendo en un mundo donde lo que tenía que ser un elemento enriquecedor como son las singularidades que nos hacen distintos y únicos a cada uno de nosotros, se convierten en estigmas para los que no toleran nada que se salga de unos estereotipos marcados por los sectores más conservadores y extremistas de la sociedad.
Cuando, en pleno siglo XXI, conocemos que el 50% de las personas del colectivo han sufrido acoso o discriminación y el 9% ha sido agredido por manifestar su manera de querer, tenemos que alzar la voz de nuevo para que ningún ciudadano del mundo deba verse señalado por su forma de pensar, de vivir o de sentir. El colectivo LGTBIQA+ lleva siglos luchando por lo que se debería dar por hecho, la normalización, que todos seamos considerados iguales en todos los aspectos. Y cuando estamentos como el Colegio de Abogados tiene que crear una sección especial para tratar los delitos de odio hacia estos hombres y mujeres que expresan libremente su manera de ser y amar, es que algo no estamos haciendo bien.
Afortunadamente se han dado muchos pasos hacia adelante en un camino donde muchos hombres y mujeres se han dejado la vida por el simple hecho de manifestar su manera de querer. Pero aún hay mucho por andar. Porque aún son muchos los que siguen sin entender que la diversidad es una de las mayores virtudes del ser humano y, nacidas sin duda de la cobardía, la ignorancia e incluso la estupidez, siguen protagonizando actitudes homófobas absolutamente intolerables si queremos construir entre todos un futuro libre y justo.
Como en tantos otros aspectos, la base debe comenzar con una educación inclusiva, igualitaria y donde, desde pequeños, entendamos que lo que nos diferencia siempre suma y nunca debe ser la excusa para comportamientos que reflejan lo peor de nosotros. Para ello todos debemos fomentar elementos tan fundamentales como tantas veces olvidados: el respeto y la tolerancia.
Hoy Ronda se dibuja con la bandera multicolor porque somos una ciudad diversa, libre, tolerante y donde todo el mundo encuentra su sitio, piense lo que piense, sea como sea y quiera a quién quiera. Porque al final, todo se resume en diferentes maneras de sentir, y eso jamás debería ser juzgado por nadie y de ninguna manera.
Gracias a todos los que siguen peleando a diario por los derechos del colectivo LGTBIQA+. Conseguir su objetivo es cuestión de todos así que nos tendrán siempre a su lado hasta que consigamos, ojalá más pronto que tarde, que nadie mire a nadie con los ojos de la intolerancia y la discriminación. Hoy estamos un poco más cerca.